Especial de edición- Septiembre
Cultura preventiva: salud en vacaciones para niños y adolescentes

En América Latina, la infancia y la adolescencia enfrentan una creciente exposición a factores que comprometen su bienestar físico, emocional y cognitivo. Según cifras regionales, el 37,6% de niños y adolescentes entre 5 y 19 años sufre de sobrepeso u obesidad, una señal de la falta de hábitos preventivos y de chequeos médicos regulares desde edades tempranas.
En Ecuador, la realidad no es distinta. Señales como posturas inadecuadas, cambios de ánimo, fatiga constante, bajo rendimiento escolar o pérdida de interés en actividades cotidianas suelen normalizarse, cuando en realidad pueden ser indicadores de que algo no anda bien.
Vacaciones: una oportunidad para prevenir
La Dra. Margarita Barahona, subgerente médica de Humana, recalca que las vacaciones escolares son un momento estratégico para priorizar la salud integral:
“Muchas veces el cuerpo y el comportamiento dan señales que no siempre se interpretan correctamente. Una postura encorvada puede esconder un problema de columna; el bajo rendimiento o la distracción podrían deberse a una dificultad visual no diagnosticada; y un niño irritable o apático podría estar atravesando un proceso emocional que necesita atención”.
Sin la presión del calendario académico, es el tiempo ideal para agendar chequeos pediátricos, revisiones visuales, odontológicas y valoraciones psicológicas. Detectar a tiempo cualquier condición permite intervenir antes de que afecte el desarrollo físico, académico o social del niño.
Síntomas que no deben ignorarse
Dolores de cabeza, irritabilidad, trastornos del sueño, cambios en el apetito o retraimiento pueden intensificarse durante el año escolar. Estos factores, si no se atienden, afectan no solo la calidad de vida, sino también el rendimiento académico y las relaciones interpersonales de los niños y adolescentes.
El valor de un seguro médico infantil
En este contexto, contar con un plan de salud estructurado para niños se convierte en un respaldo esencial. Permite acceso inmediato a atención pediátrica, consultas especializadas, cobertura ante accidentes escolares y herramientas digitales de seguimiento.
“Un seguro de salud infantil no es solo una protección frente a imprevistos, es una inversión en tranquilidad para las familias y una vía para garantizar un desarrollo saludable en cada etapa”, afirma la Dra. Barahona.
Además, la especialista invita también a los docentes a revisar su salud durante este receso:
“El bienestar de quienes educan también debe ser una prioridad. Un maestro sano tiene más herramientas para acompañar con empatía, energía y atención a sus estudiantes”.
Construir una cultura de prevención
Promover la prevención mejora la calidad de vida, reduce costos médicos a largo plazo, disminuye las ausencias escolares y fortalece la seguridad emocional de niños y adolescentes. Las vacaciones no deben verse únicamente como descanso académico, sino como una oportunidad para reforzar el bienestar integral de toda la comunidad educativa.
Pequeñas decisiones hoy —una consulta médica, una revisión visual, una conversación abierta— pueden marcar la diferencia en la vida de los niños mañana.
“La salud no debe improvisarse. Cuidar a tiempo, prevenir con intención y acompañar con sensibilidad es la mejor forma de construir generaciones más fuertes, conscientes y felices”, concluye la Dra. Barahona.
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