Señales de alerta y prevención para abordar el suicidio en adolescentes y adultos jóvenes

En el marco del mes de la prevención del suicidio, la doctora Tatiana Falcone, psiquiatra infantil y adolescente de Cleveland Clinic, alertó sobre la importancia de reconocer las señales tempranas y actuar de manera oportuna para salvar vidas.
El suicidio sigue siendo una de las principales causas de muerte en adolescentes y adultos jóvenes. De acuerdo con datos de la Policía Nacional del Ecuador, en el primer trimestre de 2025 se registraron 160 suicidios, lo que significa que cada nueve horas una persona decide acabar con su vida. Según expertos, la identificación temprana de signos de riesgo y la creación de redes de apoyo pueden reducir significativamente la incidencia de intentos y muertes por esta causa.
Señales de alerta que no deben ignorarse
Entre las manifestaciones más comunes que requieren atención inmediata se encuentran:
Aislamiento social repentino.
Pérdida de interés en actividades habituales.
Regalar pertenencias personales o despedirse de amigos.
Incremento de conductas autolesivas.
Cambios drásticos en el sueño, la alimentación o el estado de ánimo.
Expresiones de desesperanza o comentarios sobre no querer vivir, incluso si parecen “bromas”.
El acoso, el abuso y el aislamiento social actúan como factores de riesgo significativos, aumentando la vulnerabilidad y dificultando que las personas busquen ayuda. Familiares y amigos juegan un rol crucial al acercarse con empatía, escuchar sin juzgar y conectar a la persona con profesionales de la salud mental.
La importancia de hablar y escuchar
“No debemos subestimar ningún comentario sobre el suicidio, incluso si se dice en broma. Preguntar directamente puede salvar vidas, porque abre la puerta para que las personas hablen y reciban ayuda. Si no preguntas, ellas no te lo dirán”, enfatizó la doctora Falcone.
Estrategias para la prevención
Promover conversaciones abiertas sobre salud mental.
Reducir el estigma que rodea al suicidio.
Garantizar el acceso a atención profesional.
Fortalecer las redes de apoyo en escuelas, lugares de trabajo y comunidades.
Los profesionales de salud mental pueden evaluar el riesgo, ofrecer intervenciones inmediatas y recomendar terapias basadas en evidencia como CAMS (Evaluación y Manejo Colaborativo del Suicidio) o DBT (Terapia Dialéctico-Conductual).
Un esfuerzo colectivo
La doctora Falcone concluye que la prevención del suicidio no es solo tarea de especialistas, sino de toda la sociedad:
“Escuchar, mostrar empatía y acompañar sin juzgar puede hacer la diferencia. Necesitamos más educación, recursos y espacios seguros para hablar de salud mental y romper el estigma.”
La prevención del suicidio requiere empatía, información y acción. Reconocer las señales de alerta, hablar del tema sin miedo y facilitar el acceso a ayuda profesional son pasos fundamentales para salvar vidas y construir entornos seguros donde cada persona sepa que no está sola.

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