La sostenibilidad es un tema que todavía se encuentra en vigencia dentro de las principales agendas políticas del mundo; sin embargo, está concepción está muy usada y no ha sido aplicada desde un enfoque territorial, en donde la eficiencia económica, conservación ambiental y equidad social deberían estar en completa armonía. En la actualidad los miembros de los países pertenecientes a la Organización de la Naciones Unidas (ONU), establecieron seguir 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS); además de 169 metas que permitan ser la guía en la planificación y gestión del modelo de desarrollo sostenible, creando interesantes herramientas, pero en muchos de los casos quedándose únicamente en el papel por lo complejo que resulta llegar a una adecuada articulación de los actores claves del desarrollo.
Varios campos del conocimiento han abordado a la sostenibilidad como un eje trasversal en su actualización y mejora de los procesos, es allí donde aparece la responsabilidad empresarial en busca del cumplimiento de políticas que coadyuven a la disminución de impactos.
Las empresas se han acercado hacia la academia apoyando las funciones sustantivas de la investigación y la vinculación, alcanzando proyectos aportantes de cambios en la sociedad, no obstante, todavía no todos son de gran impacto. Los currículos académicos de los diferentes niveles de la educación, en especial el universitario, han sido adaptados ampliando el espectro del cuidado del planeta, buscando que los nuevos profesionales tengan mayor conciencia, siendo mejores tomadores de decisiones y con mayor protagonismo en el campo que se desempeñen.
Han aparecido nuevos tópicos que se van poniendo en discusión por la presencia que ha tenido el desarrollo sostenible, por ejemplo, hoy se habla de la economía circular dando énfasis en la disminución del uso de materiales y en la maximización del aprovechamiento de los recursos ya presentes, también se tiene el gran impulso de la tecnología mejorando los estándares de calidad determinados en la sostenibilidad. La movilidad es un aspecto de enorme preocupación mundial, por la dependencia a los hidrocarburos, que va disminuyendo las reservas disponibles. Los grupos ambientales han dado impulso al uso de la bicicleta, caminatas en las ciudades u otras alternativas no contaminantes, también los gobiernos con el apoyo de las principales organizaciones automotrices diseñan cada vez más vehículos eléctricos; además, de dar soporte al mejoramiento del transporte público amigable con el ambiente.Las empresas se han acercado hacia la academia apoyando las funciones sustantivas de la investigación y la vinculación, alcanzando proyectos aportantes de cambios en la sociedad, no obstante, todavía no todos son de gran impacto. Los currículos académicos de los diferentes niveles de la educación, en especial el universitario, han sido adaptados ampliando el espectro del cuidado del planeta, buscando que los nuevos profesionales tengan mayor conciencia, siendo mejores tomadores de decisiones y con mayor protagonismo en el campo que se desempeñen.
Han aparecido nuevos tópicos que se van poniendo en discusión por la presencia que ha tenido el desarrollo sostenible, por ejemplo, hoy se habla de la economía circular dando énfasis en la disminución del uso de materiales y en la maximización del aprovechamiento de los recursos ya presentes, también se tiene el gran impulso de la tecnología mejorando los estándares de calidad determinados en la sostenibilidad. La movilidad es un aspecto de enorme preocupación mundial, por la dependencia a los hidrocarburos, que va disminuyendo las reservas disponibles.
Los grupos ambientales han dado impulso al uso de la bicicleta, caminatas en las ciudades u otras alternativas no contaminantes, también los gobiernos con el apoyo de las principales organizaciones automotrices diseñan cada vez más vehículos eléctricos; además, de dar soporte al mejoramiento del transporte público amigable con el ambiente.
La soberanía alimentaria se ve en constante amenaza por las condiciones climatológicas tan cambiantes, también por las desigualdades que existen en la producción, distribución y consumo. La agricultura sostenible y la producción de alimentos están evolucionando hacia prácticas que minimizan el impacto ambiental. Esto incluye la agricultura regenerativa, la acuaponía y la hidroponía. La reducción del desperdicio de alimentos y el consumo de dietas más basadas en plantas también son tendencias importantes. Adaptarse al cambio climático es tan importante como mitigarlo. Las estrategias de resiliencia climática incluyen la construcción de infraestructuras resistentes, la gestión del agua y la implementación de prácticas agrícolas adaptativas.
El turismo responsable se presenta como una gran oportunidad para el apoyo del desarrollo sostenible, este fenómeno social aporta a las economías locales, garantizando la participación de las comunidades receptoras, pero sobre todo conserva las manifestaciones culturales y aprovecha racionalmente los atractivos naturales. Si bien las ofertas del turismo convencional siguen en auge, hay una tendencia muy fuerte hacia integrarse en los parajes rurales, interactuando con los pobladores locales. Cada vez más los turistas optan por prácticas del turismo alternativo en donde el enfoque sostenible tiene un gran protagonismo.
El principal desafío de la sostenibilidad es el entendimiento de las concepciones planteadas y que sean puestas en práctica, es indispensable, una acción global coordinada con el compromiso a largo plazo de todas las partes interesadas, incluyendo gobiernos, empresas, academia y población local, Sin embargo, también existen enormes oportunidades para la innovación, la creación de empleo y el desarrollo de tecnologías limpias que pueden impulsar una economía más sostenible y equitativa, hay que tener mucho cuidado en las liricas conceptuales que van surgiendo y que pueden ser usadas para obtener beneficios personales en detrimento del desarrollo sostenible. En resumen, el futuro de la sostenibilidad dependerá de nuestra capacidad para innovar, colaborar y comprometernos con un desarrollo que equilibre las necesidades políticas, económicas, sociales y ambientales.