A lo largo de su trayectoria, Cristian ha demostrado que el éxito en la industria gastronómica no solo se mide en términos de reconocimiento o ganancias, sino en la capacidad de tocar los corazones de las personas a través de la comida. Su visión de abrir un restaurante en Europa y establecerse en Japón es un reflejo de su deseo de seguir explorando y compartiendo su pasión por la gastronomía con el mundo.

En última instancia, el legado de Cristian trasciende más allá de los platos que crea; es una inspiración para todos aquellos que sueñan con convertir su pasión en su profesión. Con su sobrina como sucesora en mente, Cristian está construyendo un legado que perdurará en el tiempo, dejando una marca indeleble en el mundo culinario y en los corazones de aquellos que tienen el privilegio de disfrutar de sus creaciones.

Con una pasión que se arraiga en lo más profundo de su ser, Cristian Raul Arroba Ríos, un orgulloso quiteño de 34 años, ha llevado la cocina y la hospitalidad a nuevas alturas. Más que chef, Cristian es un visionario, un hotelero graduado de la Universidad Tecnológica Equinoccial donde dio forma a sus sueños de ambas carreras. 

Su viaje en el mundo de la gastronomía comenzó en el seno de su familia, donde las reuniones alrededor de la mesa y los sabores compartidos crean recuerdos imborrables. Uno de esos recuerdos, aunque inicialmente un desafío, fue el intento de preparar un pavo para su familia a los 16 años. Aunque el resultado fue un tanto desastroso, con un pavo carbonizado por fuera y crudo por dentro, esta anécdota marcó el comienzo de su apasionante viaje culinario.

Esta historia, contada entre risas, revela la naturaleza incansable de Cristian, quien se niega a quedarse quieto y siempre busca nuevas formas de aprender y crecer en el fascinante mundo de la gastronomía. Con determinación y perseverancia, Cristian se comprometió a perfeccionar su arte, lo que lo llevó a explorar nuevas técnicas y recetas, y eventualmente, a embarcarse en una carrera que fusiona su amor por la cocina y la hospitalidad.

La pasión de Cristian por la gastronomía lo llevó a explorar nuevos horizontes, incluido el mundo del vino. Con un espíritu inquisitivo y sediento de conocimiento, se sumergió en el estudio y la degustación de vinos, ampliando así su expertise y enriqueciendo la experiencia gastronómica de sus clientes.

Su participación en el concurso World Paella Day fue un hito significativo en su carrera, donde su paella valenciana se alzó como la ganadora, otorgándole un viaje a Valencia donde profundizó su conocimiento sobre este plato emblemático y su preparación tradicional. Este logro no solo fue un reconocimiento a su habilidad culinaria, sino también una prueba de su dedicación y pasión por la gastronomía.

El surgimiento de BiziBizi como una idea durante la pandemia fue un ejemplo de la capacidad de adaptación y resiliencia de Cristian. Con el objetivo de traer vida y esperanza a través de la comida, este nuevo proyecto se convirtió en un oasis gastronómico donde la paella se convirtió en el plato estrella, celebrando la diversidad y la inclusión en cada bocado.